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SALUDOS DE LAS HERMANDADES

 

MARTES SANTO

 

 

Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo del Amor

 

ORACIÓN AL SANTO CRISTO DEL AMOR

Santo Cristo del Amor, porque me
amas, acógeme en tí y enseñame a
amarte sin medida.

No consientas que nada enturbie mis
ojos. Ábrelos y fortalece mi fe. Quiero
aprender a mirarte y ver nítidamente la
dulzura de tu rostro.

No permitas, Dios mío, que mis
acciones me alejen hoy de Tí, ni me
dejes deambular solo y perdido por el
camino de mi vida.

Haz de mí motivo de Tu orgullo y el
mejor instrumento de Tu voluntad. A
ella me confío asumiendo con
esperanza y humildad tus designios.

Porque en verdad me amas, consuela
mi alma y deja que tu mensaje de Amor
misericordioso la serene, la emocione y
la acerque más a Tí con la oración.

Señor, agranda mi corazón con tu
Amor. Haz que pueda sentirl oen todo
cuanto hago y permanecer por siempre
en él, ser digno de él y merecerlo,
amando yo a mi prójimo como Tú me
has enseñado.

Amén.
 

 

HIMNO AL CRISTO DEL AMOR
(Dedicado al Cristo del Amor. Parroquia de S. Juan de la + de Toledo)

Soy el árbol de la Vida,
Quien, plena de Amor, vivía
en el Paraíso escondida.
¡He aquí mi fruto sagrado!

¡¡HE AQUÍ EL CRISTO DEL AMOR!!
MI SAVIA, TU ALIMENTO.
¡CONTÉMPLALO Y ESCÚCHALO!
HOY QUIERE HABLARTE, A TI, DE AMOR:

- “Si a ti mismo te amas
como Yo te he amado,
a tu prójimo amarás
como Yo te he enseñado.

No he venido a derogar
tan solo a perfeccionar,
sobre mi altar de acacia,
la Ley que te di en tu infancia.

Su letra en piedra labré
y en ti mi espíritu insuflé
para cuando seas mayor
comprendas mi obra de Amor.

¡¡HE AQUÍ EL CRISTO DEL AMOR!!
MI SAVIA, TU ALIMENTO.
¡CONTÉMPLALO Y ESCÚCHALO!
HOY QUIERE HABLARTE, A TI, DE AMOR

¿A qué esperas, valiente,
a descalzarte de mundo
y alistarte en mi ejército
de pobreza y de apuros …

… Y cantar al mundo entero
que mi trono se sustenta
en la obra de amor más noble
de los corazones sinceros?:

¡¡En Justicia y en Derecho!!
… ¿A qué esperas, costalero,
a empuñar mi espada
como un cirineo intrépido?

Yo, a la tarde de tu vida,
condecoraré tu pecho
damasquinando tu nombre
¡en el Libro de la Vida!”

¡¡HE AQUÍ EL CRISTO DEL AMOR!!
MI SAVIA, TU ALIMENTO.
¡CONTÉMPLALO Y ESCÚCHALO!
¡¡Y SABRÁS QUIÉN ES EL AMOR!!

 

 

Antigua, Ilustre y Real Cofradía de la Santa Caridad

 

DEUS CHARITAS EST

             Queridos cofrades y amigos de la Cofradía de la Santa Caridad que todos los años nos acompañáis  en la Estación de Penitencia que celebramos el Martes Santo de cada año en una procesión llena de silenciosa solemnidad pero al mismo tiempo de recogimiento y oración.

            Nos sentimos arropados con vuestra presencia para hacer llegar más lejos nuestra plegaria en forma de responsos por aquellos que nos precedieron.

            La Fe y la Caridad nos hacen detenernos con esperanza en Zocodover delante del arco de la sangre y en nuestro querido Pradito del Carmen, cementerio donde la Cofradía dio sepultura a "los cristianos que perecieron en la lucha contra los moros y más tarde a los malhechores muertos en suplicio", ahogados y pobres desamparados. Por todos ellos, que fueron el objeto de la Cofradía en sus inicios,  mantenemos el recuerdo y la oración fúnebre pidiendo a Dios que los tenga en su gloria.

            Este año no podrá ser de la misma forma, no revisaremos ni plancharemos los hábitos o comprobaremos si falta alguno de los guantes verdes, ni nos lo pondremos con el sentimiento y voluntad de hacer una buena obra, pero os invitamos a todos los cofrades y amigos de la Cofradía a mantenernos fieles a nuestra tradición con el recuerdo y la oración por todos aquellos y por todos los cofrades que han fallecido, sobre todo, por los que hace muy poco tiempo los perdimos como familiares y amigos pero que estoy seguro ya están en compañía del Padre.

FELIZ SEMANA SANTA.

Fernando Lorenzana, Mayordomo de Finados

 

RESPONSO

Ne recorderis peccata mea, Dómine, * dum veneris judicare saeculum per ignem. Dirige, Dómine Deus meus, in conspectu tuo viam mean * Dum veneris judicare saeculum per ignem.

Requiem aeterna dona eis, Dómine; et lux perpetua luceat eis. * Dum veneris judicare saeculum per ignem

  PATER NOSTER, qui est in caelis, santificétur nomen tuum, adveniat regnum tuum, fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dímitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitóribus nostris; et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo.

V/. A porta ínferi

R/. Erue, Dómine, ánimas eorum

V/. Requiescant in pace

R/. Amén

V/. Dómine, exáudi orationem meam

R/. Et clamor meus ad te veniat

V/. Dóminus vobiscum

R/. Et cum spíritu tuo

 Oremus: Absolve, quaesumus, Dómine, ániman fámulis tuis ab omni víncolo delictórum: ut in resurrectionis gloria, inter sanctos et electos tuos resuscitatus respiret. Per Christum D.N.

R/. Amén

V/. Requiem eaternam dona eis, Dómine

R/. Et lux perpetua luceat eis

V/. Requiescant in pace

R/. Amén

V/. Anima ejus et animae ómnium fidelium defunctorum, per misericordiam Dei, requiescant in pace

R/. Amén

 BENDICIÓN FINAL

        Sacerdos, versus ad populum, extendens manus, dicit:

V/. Dominus vobiscum.

        Populus respondet:

R/. Et cum spiritu tuo.

        Sacerdos benedicit populum, dicens:

V/. Benedicat vos omnipotens Deus, Pater, et Filius, X et Spiritus Sanctus.

        Populus respondet:

R/. Amen.

 

 

Cofradía del Santísimo Cristo de los Ángeles

 

A todos los Hermanos Cofrades, devotos y simpatizantes de

El Cristo de los Ángeles

Desde la aprobación de los Estatutos de la Hermandad, en Noviembre de 2001, el martes santo, una vez concluido el Vía Crucis en la Catedral Primada, en el que algunos de nosotros participábamos activamente, junto con el resto de las Cofradías Penitenciales de Toledo, nos desplazábamos a la sede, en el Convento de las Religiosas Agustinas de la Inmaculada Concepción – Gaytanas, en la plaza de San Vicente, para ultimar los preparativos de nuestra Procesión; pero en esta Semana Santa nada es igual.

Señor Jesús, Cristo de los Ángeles, con  tristeza y lágrimas en los ojos, te rezan desconsoladas las Hermanas Gaytanas, cuidadoras y Cofrades tuyas, porque tu preciosa imagen permanece fija en su altar sin que nadie ofrezca sus manos para deslizarte con suavidad y mimo antes de posarte en la carroza para que las gentes de todos los lugares del mundo puedan contemplarte, admirarte y bendecirte con su aplauso por las calles de un Toledo sublime.

No aparecen las rampas metálicas en la escalera de acceso al Convento, tanto los  andamios para bajar y subir al Cristo como la carroza siguen aparcados en la Iglesia de San Bartolomé, el suelo del templo sin el obligado acolchado de cartón para eludir desperfectos y los bancos de madera permanecen en su sitio.

En el recinto de la Iglesia,  ya no se vestirán los penitentes con su hábito y verdugo rojo púrpura, escapulario blanco con el emblema bordado de San Agustín, guantes blancos y cinturón negro y, por encima, la medalla con la imagen del Cristo  esperando, después de recoger sus antorchas encendidas y rellenas de parafina,  el saludo cordial entre la Hermana Mayor, el Consiliario y las Religiosas con los  representantes de la Junta de Cofradías, Ayuntamiento y Diputación.

Cuando el silencio es mayor, el Consiliario iniciaba una oración y se abrían definitivamente las puertas del Convento, al son de tambores de una banda  que  esperaba  ansiosa en la plaza, junto con un gentío enorme y expectante, para observar fijamente  la imagen de su Cristo.

El Cristo de los Ángeles,  aparenta, hoy, estar solo, en su altar, esperando una sonrisa, una petición, un agradecimiento, una muestra de fe, una promesa;   pero no es verdad. El Cristo de los Ángeles está más cercano que nunca a sus hermanos cofrades, porque Él siempre está al lado de los que sufren, con los que lloran, con los abrumados por tantas cosas como ahora estamos todos, en una cuarentena llena de altibajos, de desolación, de dolor y angustia, de esperanza en un final feliz,  un difícil estado, un desierto que pasará como sucedió con la Resurrección y volveremos a disfrutar de la alegría cristiana.

El tiempo cuaresmal y la Semana Santa, donde el triduo en honor del Cristo de los Ángeles ya no pudo realizarse,  carecen,  de alguna manera, de fecha,  porque ya antes del miércoles de ceniza y no sabemos hasta cuando, muchos de nuestros Hermanos comenzaron, cual nazarenos y cirineos,  a llevar el peso de sus familiares y enfermos hasta las puertas de urgencias, a soportar interminables jornadas agotadoras en los hospitales, noches en vela para conseguir medicinas y alimentos, a sobrellevar el cansancio del enorme trabajo en supermercados y comercios; a esmerarse en dejar perfectas las calles y edificios, sin restos de peligro; a ofrecer sus oraciones nuestros sacerdotes exponiéndose  con delicadeza a todos quienes están necesitados de sus servicios; otros, como buenos samaritanos, a ocuparse de los que presentan signos de soledad y abandono o lloran mirando al cielo buscando un consuelo y el resto confinados en sus hogares para conseguir que esta pandemia termine cuanto antes.

Sentiremos  la inquietud y angustia de no poder acompañar a nuestro Cristo  en esa Procesión tanto tiempo esperada, desgastarse los costaleros y cofrades en  acercarle  a todos los rincones de la ciudad,  de no encontrarse en la Plaza de Zocodover con el Cristo de la Misericordia y en la Plaza de San Vicente con el Santo Cristo del Amor,  de no escuchar ante Ti  las “Siete Palabras”, comprometiendo nuestra vida para fijar una nueva ruta en el horizonte de la Pascua, de sabernos y sentirnos peregrinos para llegar renovados a la meta dejando cosas innecesarias en el camino.

Siempre recordaremos esta Semana Santa porque no pudimos ofrecer al mundo la preciosa y maravillosa imagen de El Cristo de los Ángeles; pero ofrecimos nuestro sacrificio, nuestras penas y oración para pedir a este Cristo, que está vivo, y a su Madre,  con insistencia y fe,  el cese definitivo de esta pandemia, que tanto daño está ocasionando al mundo entero.

 

                  La Hermana Mayor,

María Ángeles Esteban Muñoz

 

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